La gestión del gasto indirecto es una de las áreas menos analizadas de una empresa
La gran mayoría de las empresas han establecido sus estrategias en los procesos de compras, combatiendo finamente el gasto directo. Muchos de los avances se han destinado a poseer un mayor control de este tipo de gasto, consiguiendo una mayor optimización de este proceso pero no trabajando de forma paralela la gestión del gasto indirecto. ¿Cómo gestionar los costes indirectos de una empresa?
Para una mayor comprensión de ese tipo de gastos, es necesario ofrecer una pequeña definición de cada concepto con el fin de ver las diferencias entre los mismos, y con ello, el por qué de su diferente gestión en el proceso organizativo de una empresa:
- Gasto Directo. Cuando hablamos de gasto directo nos referimos a las compras de bienes y servicios que se incorporarán directamente a un producto que se está fabricando y posteriormente puesto la venta: materias primas, servicios subcontratados, componentes… El control de este gasto directo es uno de las tareas en donde los responsables de compras emplean más tiempo y esfuerzo.
- Gasto indirecto. El gasto indirecto es aquel que se refiere a compras de bienes o servicios que no están relacionados directamente con el producto que se fabrica, pero no por ello dejan de ser importantes para una empresa: útiles de oficina, servicios de limpieza, equipamiento de seguridad…
Con los dos conceptos bien definidos es posible realizar mentalmente una lista enumerada del gasto indirecto y directo de nuestra empresa. Ni mucho menos es una locura confirmar que posiblemente exista mucho más gasto indirecto que directo, lo que nos lleva a hacernos la siguiente pregunta ¿Cómo estamos gestionando el gasto indirecto?.
¿Por qué no se gestiona bien el gasto indirecto?
En la actualidad, el gasto indirecto en las empresas es uno de los grandes factores por donde se va parte de nuestro beneficio. En algunos sectores, el gasto indirecto es llamado el “enemigo silencioso”, esto es así porque no se trata de un gasto de gran volumen (en comparación con el gasto directo) que puede hacer fallar nuestro balance mensual. Se trata de todo lo contrario, es una pérdida sigilosa de rendimiento financiero que a largo plazo puede ser vital para cuadrar una mayor efectividad en nuestra empresa.
Entonces, si estamos hablando de un gasto que es necesario e importante para la empresa ¿por qué existen tantos problemas para su control y gestión? Esta es una buena pregunta, veamos algunas claves de por qué el gasto indirecto sigue abriendo una fina brecha en los beneficios de una empresa:
- Cegados frente al control gasto directo. Una de las cuestiones más comunes en este tipo de contextos está relacionada con la superlativa importancia que se da a frenar el gasto directo en los procesos de compras. Prácticamente, la totalidad de los esfuerzos están aplicados a gestionar de manera óptima el gasto directo, es una buena estrategia de negociación en los procesos de compras, pero la sombra del gasto directo tapa al gasto indirecto, otorgándole un ficticio papel secundario.
- Carácter disperso del gasto indirecto. Tradicionalmente, los gastos indirectos son delegados a los responsables de cada departamento, por tanto, su control es menos “estricto” debido al contexto disperso en el que se mueven. Cada sección o departamento poseen diferentes gastos indirectos administrados por diferentes personas, con todo lo que representa para la eficiencia de la propia tarea. Es una situación muy común encontrarse con varios departamentos adquiriendo el mismo producto a precios diferentes, esto es un claro ejemplo de mala gestión del gasto indirecto.
- No existen estrategias para gestionar el gasto indirecto. Los dos puntos anteriores dan pie a confirmar la no existencia de estrategias o buenas prácticas en relación con el control de este tipo de gastos indirectos. Sin abundante información y datos, ni la transparencia en los mismos, dejamos muy poco margen de maniobra para poder integrar una mayor eficiencia en los gastos indirectos.
Estos tres puntos son tan solo una pequeña pincelada de la situación en que convive la gestión de los gastos indirectos en una empresa, suficiente para sufrir pérdidas continuadas en nuestros balances.
Solución: centralizar la gestión de las compras a proveedores
A día de hoy no se puede vivir al margen de la tecnología, en los procesos de compras los software de negociación electrónica han abierto una nueva y efectiva vía para gestionar de forma eficiente el gasto en las compras.
La idea es tan sencilla como tratar y gestionar todas las compras bajo un mismo entorno en el que seamos capaces de tener la posibilidad de gestión, control negociación de proveedores de todas las compras de la empresa. Las propias funcionalidades de estas aplicaciones nos ayudan a realizar la mejor estrategia posible, logrando una mayor eficiencia y una gestión óptima sobre todos los procedimientos.
Las empresas necesitan de una nueva definición de los gastos directos e indirectos para situarlos en un mismo nivel, para su posterior gestión conjunta. De otro modo el “enemigo silencioso” seguirá abriendo una brecha más profunda en nuestras pérdidas.
La gestión del gasto indirecto es una de las áreas menos analizadas de una empresa
La gran mayoría de las empresas han establecido sus estrategias en los procesos de compras, combatiendo finamente el gasto directo. Muchos de los avances se han destinado a poseer un mayor control de este tipo de gasto, consiguiendo una mayor optimización de este proceso pero no trabajando de forma paralela la gestión del gasto indirecto. ¿Cómo gestionar los costes indirectos de una empresa?
Para una mayor comprensión de ese tipo de gastos, es necesario ofrecer una pequeña definición de cada concepto con el fin de ver las diferencias entre los mismos, y con ello, el por qué de su diferente gestión en el proceso organizativo de una empresa:
- Gasto Directo. Cuando hablamos de gasto directo nos referimos a las compras de bienes y servicios que se incorporarán directamente a un producto que se está fabricando y posteriormente puesto la venta: materias primas, servicios subcontratados, componentes… El control de este gasto directo es uno de las tareas en donde los responsables de compras emplean más tiempo y esfuerzo.
- Gasto indirecto. El gasto indirecto es aquel que se refiere a compras de bienes o servicios que no están relacionados directamente con el producto que se fabrica, pero no por ello dejan de ser importantes para una empresa: útiles de oficina, servicios de limpieza, equipamiento de seguridad…
Con los dos conceptos bien definidos es posible realizar mentalmente una lista enumerada del gasto indirecto y directo de nuestra empresa. Ni mucho menos es una locura confirmar que posiblemente exista mucho más gasto indirecto que directo, lo que nos lleva a hacernos la siguiente pregunta ¿Cómo estamos gestionando el gasto indirecto?.
¿Por qué no se gestiona bien el gasto indirecto?
En la actualidad, el gasto indirecto en las empresas es uno de los grandes factores por donde se va parte de nuestro beneficio. En algunos sectores, el gasto indirecto es llamado el “enemigo silencioso”, esto es así porque no se trata de un gasto de gran volumen (en comparación con el gasto directo) que puede hacer fallar nuestro balance mensual. Se trata de todo lo contrario, es una pérdida sigilosa de rendimiento financiero que a largo plazo puede ser vital para cuadrar una mayor efectividad en nuestra empresa.
Entonces, si estamos hablando de un gasto que es necesario e importante para la empresa ¿por qué existen tantos problemas para su control y gestión? Esta es una buena pregunta, veamos algunas claves de por qué el gasto indirecto sigue abriendo una fina brecha en los beneficios de una empresa:
- Cegados frente al control gasto directo. Una de las cuestiones más comunes en este tipo de contextos está relacionada con la superlativa importancia que se da a frenar el gasto directo en los procesos de compras. Prácticamente, la totalidad de los esfuerzos están aplicados a gestionar de manera óptima el gasto directo, es una buena estrategia de negociación en los procesos de compras, pero la sombra del gasto directo tapa al gasto indirecto, otorgándole un ficticio papel secundario.
- Carácter disperso del gasto indirecto. Tradicionalmente, los gastos indirectos son delegados a los responsables de cada departamento, por tanto, su control es menos “estricto” debido al contexto disperso en el que se mueven. Cada sección o departamento poseen diferentes gastos indirectos administrados por diferentes personas, con todo lo que representa para la eficiencia de la propia tarea. Es una situación muy común encontrarse con varios departamentos adquiriendo el mismo producto a precios diferentes, esto es un claro ejemplo de mala gestión del gasto indirecto.
- No existen estrategias para gestionar el gasto indirecto. Los dos puntos anteriores dan pie a confirmar la no existencia de estrategias o buenas prácticas en relación con el control de este tipo de gastos indirectos. Sin abundante información y datos, ni la transparencia en los mismos, dejamos muy poco margen de maniobra para poder integrar una mayor eficiencia en los gastos indirectos.
Estos tres puntos son tan solo una pequeña pincelada de la situación en que convive la gestión de los gastos indirectos en una empresa, suficiente para sufrir pérdidas continuadas en nuestros balances.
Solución: centralizar la gestión de las compras a proveedores
A día de hoy no se puede vivir al margen de la tecnología, en los procesos de compras los software de negociación electrónica han abierto una nueva y efectiva vía para gestionar de forma eficiente el gasto en las compras.
La idea es tan sencilla como tratar y gestionar todas las compras bajo un mismo entorno en el que seamos capaces de tener la posibilidad de gestión, control negociación de proveedores de todas las compras de la empresa. Las propias funcionalidades de estas aplicaciones nos ayudan a realizar la mejor estrategia posible, logrando una mayor eficiencia y una gestión óptima sobre todos los procedimientos.
Las empresas necesitan de una nueva definición de los gastos directos e indirectos para situarlos en un mismo nivel, para su posterior gestión conjunta. De otro modo el “enemigo silencioso” seguirá abriendo una brecha más profunda en nuestras pérdidas.