Si finalmente las expectativas no son las deseadas, no todo está perdido, es posible reconducir la situación

Las relaciones entre empresas compradoras y proveedores suelen sufrir determinados altibajos. La situación ideal se construye bajo la creación de una relación sólida, transparente y de continua colaboración para trabajar en la mejora continua y en el establecimiento de expectativas y estrategias de negocio conjuntas. Pero en más ocasiones de las que se puede llegar a pensar, las diferentes expectativas de negocio fijadas por ambas partes pueden llevar a problemas y comienzan las dudas.

Las expectativas de negocio se marcan en el desarrollo de la negociación, dentro del ámbito de la negociación se marcan y fijan las pautas funcionales, organizativas y de calidad para el progreso de las estrategias de negocio.

Cuando lo pactado se lleva a la práctica, pueden aparecer desajustes y errores que desprenden resultados no deseados, afectando al rendimiento y la efectividad de los procesos de negocio.

Los problemas derivados de las diferentes expectativas de negocio pueden llevar a problemas graves, incluso, puede desembocar en la no finalización de los proyectos. A medida que las incidencias surgen, aparecen las opiniones discordantes, y la depuración forma poca parte de las responsabilidades.

Llegados a este punto, es necesario tener la cabeza fría, intentar solventar las posibles contratiempos que surjan de la ineficacia de los procesos y apostar por la comunicación directa y periódica con la otra parte.

Discutir sobre las diferentes expectativas de negocio

Ante este tipo de situaciones problemáticas, la solución más factible y eficiente pasa por integrar un sistema de reuniones con las partes interesadas con el fin de abordar los factores que han originado este desajuste en la expectativas de negocio. Una de las cuestiones más complejas está relacionada con la convivencia en paralelo de este tipo de reuniones con las consecuencias producidas con los problemas de eficiencia y rendimiento.

En primer lugar, se ha de plantear un contexto de comunicación común apostando por la participación de los stakeholders o partes interesadas en los procesos de negocio. La diversificación en este tipo de foros de reunión es vital para tener una visión clara de los problemas, incentivar la generación de ideas y soluciones.

Otro punto interesante que desprende este tipo de reuniones, está relacionado  con la depuración formal de las responsabilidades. De este modo, ambas partes trabajan en un contexto común, alejado de reproches, con el objetivo de redefinir las necesidades, expectativas y generar una estrategia funcional y operativa mucho más eficiente y controlada.

Errar en las expectativas es un hecho muy común, por ello, debe tratarse como una cuestión a solucionar y no un problema a eliminar, prolongando la capacidad de crear una mejores y más solidas relaciones entre las partes.